8.4.07

Día 6

Me acosté pronto y me levanté pronto. Cómo os dije cené mis últimas provisiones; por falta de previsión no compré suficiente comida para todo el viaje: en Kirkenes compré lo justo, pensando hacer compra ayer en Vardø u hoy en Hammerfest para lo que me quedara de viaje sin darme cuenta, tonto de mí, que por ser jueves y viernes santo todo iba a estar cerrado. Me quedan dos o tres rebanadas de pan, galletas y un poco de chocolate. Hoy he tenido que comer en la cafetería del barco: un guiso de reno con champiñones y una salsa y de guarnición patatas cocidas y coles de Bruselas. Ha sido caro, pero estaba bueno y tenía hambre. Supongo que en un ratillo tendré que ir a cenar algo porque la perspectiva de cenar pan con pan no me seduce, además ya sabéis eso de que es comida de tontos... Igual por eso, precisamente, debería comerlo, por tonto.


(Esto es una plataforma petrolifera a la entrada de Hammerfest)

Hammerfest está tan al norte como las partes más septentrionales de Alaska o Siberia, se supone que es la ciudad más al norte del mundo.
Cómo veis es el reclamo constante que utilizan para todo: el roble más al norte de Noruega (que está en mi isla) el cabo más al norte de Europa, la fortaleza más al norte del mundo, la ciudad más al norte del mundo, el anuncio de “más al norte del mundo” más al norte del mundo... Se ponen un poco pesaditos. Además de que igual que pasa con el cabo Norte me pasa con esto de Hammerfest. ¿Qué pasa que Longyearbyen, capital de las Svalvard no cuenta? ¿O que la misma publicidad sirve para los dos sitios? A parte de que llamar ciudad a Hammerfest... Bueno si Sandnessjøen lo es, lo es cualquier sitio. Es pequeña en menos de una hora te la recorres de cabo a rabo. Yo lo hice, buscando, infructuosamente, algún super abierto. Los únicos que había por la calle éramos los turistas recién llegados con el barco, y poco más: una mujer paseando dos perros grandes, peludos preciosos y un hombre con la quitanieves despejando la entrada de la iglesia, de una de las iglesias, porque tienen unas cuantas, en una sola calle conté tres y cada una de una rama del cristianismo.
Lo único destacable del día que estando en la biblioteca del barco intentando poner ocho reinas en el tablero de ajedrez sin que se coman entre ellas un alemán me ha preguntado si le echaba una partida, se habrá pensado que sé jugar. Jugamos y aunque le di un poco de guerra con un par de tímidos jaques no demasiado reforzados me ha hecho la 14/15 y me ha dado mate con la reina y el alfil. No sé porque os cuento la verdad, soy tonto, no estabais ninguno de testigo: el que gano fui yo, le di una paliza me regodeé comiéndole todas las fichas y prolongando su agonía.
Y nada más... que son las 21.28 y que cómo ya estaréis aburridos de leer intentaré acortar las entradas que quedan, tranquilos que sólo serán una o dos. Voy a ir pensando en cenar algo y en ver una peliculilla, probablemente de Gondry, que tengo yo hoy cuerpo de Gondry.

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