27.10.06

El extraño viaje

Salí de Barcelona a las 12.30. Debería estar llegando a Sandnessjoen pero, gracias a un amable funcionario del aeropuerto de Oslo estoy tirado en Trondheim.
He dicho que salí a las 12.30 cuando lo más apropiado sería decir que tendríamos que haber despegado a las 12.30, aunque en realidad lo hicimos hacia la una y algo. Sorprendentemente, pese al retraso ¡llegamos a Oslo a la hora! A las 15.50. Lo que me dejaba 45 minutos para llegar a coger el vuelo de Trondheim. Pero se cruzó en mi camino “El-noruego-malnacido”... ¡La madre que le pario! No sé por qué pero se empeño en que llevaba un cuchillo en mi equipaje de mano. Me lo hizo vaciar todo, revisar cosa por cosa, después de no encontrar nada más sospechoso que unos calcetines sucios se lleva el bolso vacío y lo hace pasar por el scanner otro par de veces. Todo para que al final me diga al tiempo que me arroja despectivamente el bolso: All is ok. Cuando el muy capullo me deja en paz miro el reloj y ¡faltaban 2 minutos para que saliera mi vuelo! Tendríais que haberme visto corriendo por el aeropuerto con las botas desatadas (que me las hicieron quitar) guardando las cosas en el bolso de mano, mirando todas las pantallitas... En una leo que la puerta de mi vuelo estaba cerrando Closing Door. Sin dejar de correr me acerco a una puerta que ponía Trondheim, aunque el numero de vuelo no coincidía, pregunto donde tengo que ir y la tía me da un nuevo billete y me dice: aquí.
Guay, he perdido mi vuelo pero cojo otro que sale cinco minutos despues; como en Trondheim tenía una hora hasta coger el siguiente vuelo, lo daba todo por resuelto. Ingenuo de mí. No contaba con que los nórdicos son humanos y bastante menos eficientes de lo que parecen... Porque hacen falta cojones para que cuando llevas diez minutos sentado en el avión digan algo así como que se les ha olvidado repostar, qué estamos sin gasolina. Lo dicho, que hacen falta cojones (y gasolina).
Pese a salir una hora y pico tarde llegamos a Trondheim casi, casi a la hora a la que sale el tercer y último avión que debía coger. El capitán avisa que los que vayan a Sandnessjoen se dirijan lo más rápido que puedan a la puerta de embarque número cuarenta. Pues para allí va que se las pela el peñita. Tanto correr, tanto correr...total para llegar y que te digan que acaba de salir. Pues en esas estoy: esperando a que den las 21.00 y salga el siguiente avión a mi ciudad, pueblo, aldea, o lo que sea.
Una cosa más, una que me ha hecho replantearme mis poco afables sentimientos hacia los noruegos (os recuerdo que mi primer contacto con ellos ha sido “El-noruego-malnacido” y eso le frustra a cualquiera.) Viendo que al avión no le llevaban su fresquito de gasolina y que no salíamos y que no podría llegar a coger el siguiente vuelo mi nerviosismo iba en aumento, pero “El-noruego-majete” que estaba sentado a mi lado me preguntó que me pasaba, le expliqué mi problema: que no tenía donde ir en Sandnessjoen, que iban a ir a buscarme a una hora la que no iba a poder llegar y que no sabía el teléfono de la tía que me iba a buscar. Me pregunta si sé cómo se llama la persona que me va a recoger; Ann Sinove Guttormsen, le digo. Coge su móvil, llama quién sabe dónde y al rato me muestra el número de teléfono de mi “seño”. No sólo eso si no que la llama desde su móvil. Gracias a él puedo avisarla que llego más tarde y ella me puede tranquilizar, decirme que irá a buscarme y desearme good luck. "El-noruego-majete” sigue hablando conmigo, ¡resulta que estuvo viviendo en Amurrio! Eso sí el tío de español ni papa. Así que comienzo a darme cuenta de lo necesario que es el inglés. Me cuenta que estuvo seis meses en Amurrio haciendo algo parecido a programar ordenadores para barcos. Tecnología y barquitos: los vikingos del SºXXI.
Escribí, todo eso de ahí arriba en el aeropuerto de Trondheim. Voy a ver si sé publicarlo en el blog. Como todo buen autor de folletín dejo la historia a medio contar para que la gente compre el siguiente número; no sin antes plantear algunas preguntillas que estimulen aún más la curiosidad de mis lectores: ¿Habrá algún otro problema al embarcar en el avión de Sandnessjoen? ¿Irá mi seño a recogerme? ¿Llegará mi maleta o deberé pasarme la primera semana con el mismo calzoncillo?
Emoción, intriga, dolor de barriga –que diría Arús.

2 comentarios:

saudade dijo...

dame tiempo javito, dame tiempo... ¡verás cuando me presente en clase con una tortilla de patata!

Vagabunda Dharma dijo...

Joder, ya has caído en esto de los blogs, con lo popi que es esto...en fin, ahora sabes lo que se siente al vivir una noche "afterhours" tras otra... y lo que te queda... bueno, pues que todo te vaya bien, aquí te dejo este comment ya que tú no te dignas:P. Besos