31.10.06

¡¡¡VICTORIA!!!


Ni McGyver lo hubiera hecho mejor...
Hoy por la mañana he ido al centro comercial. Tenían abrelatas, sí, pero... Era una tienda de decoración, un poco pija, todo hay que decirlo. Me acerco a la dependienta y le pregunto, mitad en inglés mitad en noruego si tienen abrelatas, sonriente me acompaña por la tienda y me enseña uno, de estos superavanzados con una ruedita que sujeta la lata, mientras tu haces girar una manivela que va abriendola. ¿Sabeis los que digo? Miro el precio y... 129 NOK, unos 15 €. Me lo pienso; le pregunto si no tienen alguno más sencillito y ella, que debe saber que es un robo, me sonrié mientras niega con la cabeza.
Me voy del centro comercial compungido.
Pero cuando llego a casa me armo de valor, cojo un cuchillo de los de sierra, de cortar el pan, qué no tengo otro y no me atreví a preguntar el precio en la tienda del abrelatas. Y...
Los griegos representaban a Niké, la diosa de la victoria, con alas. Seguro que os acordáis de la Victoria de Samotracia, desafiando al viento que agita su túnica. Bueno, pues que quereis que os diga para mi la verdadera representación de la victoria es esta foto:

¿Quién ríe ahora, malditos champiñones?
La tortilla de esta noche va a a ser la más sabrosa de mi vida.

Hybelhuset

Os presento mi casa:


Tiene nombre, se llama Hybelhuset. Que vendría a ser algo así como casa de huespedes (hyvel es literalmente cuarto alquilado). Mi apartamento es el 202. Me gusta el numero. Creo que vivímos unas seis personas, hay algun cuarto más pero creo que los hay vacios. Hasta ahora sólo me he cruzado con el chico de la 206, pero él salía de la ducha y se iba sujetando con una mano la toalla que llevaba enrollada a la cintura... no era el mejor momento para presentaciones.
Mi cuarto es un loft: cocina-comedor-salón-estudio todo integrado (jeje el que no se conforma es porque no quiere...) Es pequeñito, pero ahora que he recolocado algunos muebles, queda mucho mejor...
En el sotano hay una lavadora y una secadora. Y en el pasillo del primer piso, donde están las habitaciones, está la ducha que es comunitaria. Es una pega, pero bueno... hasta ahora siempre me la he encontrado libre y limpia, y eso se agradece... encontrar pelo púbico ajeno cuando te vas a duchar no debe molar nada.
Ya haré fotos al interior de la casa para que las veais.

30.10.06

Mi reino por un...

¡¡ABRELATAS !!
Los champiñones, espárragos, granos de maíz y la macedonia de fruta se deben estar echando unas risas a mi costa... Tan seguros, en sus latas sin abrefácil, sabiendo que yo no puedo hacer nada para comérmelos.
Hoy he dado una vuelta por la calle de las tiendas y no he visto ninguna que vendiera menaje y en el super tampoco tenían. ¿Quién me iba a decir a mí que echaría de menos los bazares chinos y los todo a 1oo?
Mañana iré al centro comercial, que está a una media hora de mi casa, a ver si hay suerte.
Me veo dejándome los dientes para poder abrirlas...

29.10.06

Aclimatándome

Me disperso con listas de la compra y recuerdos de series telivisivas y ya hasta se me olvida por dónde me llegaba conatando. ¡Aún me llego en la primera noche!
Mi seño me dejó en casita, como no tenía maleta que deshacer pase directamente a prepararme la cena. Me habían dejado algo de comida en la despensa: huevos, pan, queso, tomates, sal, azucar, mantequilla, mermelada, leche, zumo... lo justo para hacerme una tortilla de queso, hecha, eso sí, con mantequilla que aceite no tenía.
Me lavo los dientes con la pasta que había en el neceser que me dieron en el aeropuerto y frotando con el dedo... tenía que elegir entre el dedo, el cepillo del pelo y la maquinilla de afeitar, os recuerdo que no había cepillo de dientes.
Y a dormir. Que estaba hecho polvo.
Ann me iba a recoger a mi casa a las 10 de la mañana, para llevarme al cole en coche. Cuando bajo y abro la puerta de la calle me topo con ella y con ¡mi maleta! ¡Me la ha traido! Se ha ido al aeropuerto a por ella. Definitivamente me cae muy bien.
No la pregunté que había pasado con ella, donde se perdió, ni nada. Lo unico importante es que ya me puedo mudar de gayumbos.
Antes de ir al cole me da un paseo en coche por el pueblo haciendo de cicerone y enseñandome dónde están las tiendas, dónde la licorería (vaya fama debemos tener los españolitos), dónde el bar...
Espera. ¿He entendido bien? EL bar, no un bar... ¿El quiere decir que sólo hay uno? Espero haberla entendido mal, pero tampoco indago más en el asunto para no fomentar nuestra fama de fiesteros y borrachos. Ya me daré una vuelta por ahí a ver si hay más.
Tras la ruta por el pueblo toca ruta por el instituto. ¿Instituto? LLeno de pasillos, escaleras, puertas, salas... ¡Laberinto! Juraría que hasta hay un profe que se parecea David Bowie y otro que es igualito a Ludo. Se lo digo a Ann, que es muy laberíntico y parece hacerle gracia porque se lo va repitiendo a todos los profes que nos encontramos, a los que me presenta; demasiados nombres, demasiadas caras, si con saber llegar a la sala de profesores me conformaba.
Despues de dar mil vueltas llegamos de nuevo, no sé cómo, al punto de partida y de ahí al despacho del rektor. Comemos en el despacho el direcor, Knut, su hermano Arne, que es quien me ha conseguido el piso, Marguit que debe ser una especie de jefa de estudios, Anne, Estrella, la profe de español, y yo. Ensaladilla, arroz, patatas fritas, queso... también hay pollo pero afortunadamente todo está en bandejas y cada uno se sirve lo que quiere, así que me libro de comer carne. Charla trivial, unas veces en inglés y otras en noruego, con Estrella haciendo de traductora. Probablemente me consigan una tarjeta y un movil noruegos y me van a financiar las 200 NOK que me cuesta al mes tener internet en casa.
Hay un centro comercial a cinco minutos en coche del instituto y Estrella me dice que me lleva de compras. De ahí surge el ticket que ya habeis visto.
De vuelta a casa abro el pack de conexión a internet, ahora que sé que no voy a pagarlo... Y puedo ponerme en contacto con mi familia y mis amigos. ¡Qué bonito! Me pasé la tarde y parte de la noche enganchado a la red.

El sábado salgo a pasear por la ciudad. Salgo con los playeros, pensando que como todavía no ha nevado puedo aprovecharlos un poco. Encuanto pongo un pie en la calle cambio de idea y vuelvo a ponerme las botas: estaba todo helado. La gente iba patinando más que andando y si te resbalabas a la vez que la persona con la que te cruzabas te sonreían como diciendo "paciencia". El centro del pueblo, la plaza Petter Dass, una calle peatonal llena de tiendas... está muy animada. Es un pueblo pequeño pero ya he visto un restaurante chino, un par de pizzerías, algún café con buena pinta. Ya veremos, ya veremos...
Hago una pequeña compra y vuelvo a casa a entrar en calor con un te calentito. En un ratito me llega un mensaje de Margit ofreciendose para llevarme al centro comercial, llama a mi puerta Arne con una cazuela, algo de comida y un ladrón para enchufar (ya tengo tres), y me llama Estrella invitándome a comer a su casa. ¿Veís lo que os decía de que te acogen con los brazos abiertos? Dicen que los nórdicos son muy hospitalarios al principio pero que luego se van enfriando las relaciones. Os mantendré informados.
Estrella y su marido son muy simpáticos y tienen una casa que es una pasada: de maderá, alejada del pueblo, en mitad del bosque... No sólo me invitan a comer, me dan reflectantes para ponerme en la ropa y poder andar de noche sin riesgo de que me pille un coche.
Y hoy, domingo, pues nada... un paseo matutino. No sé si porque ha sido más temprano que el de ayer, porque es domingo, o si es por las dos cosas pero estaba todo vacío, pero vacío del todo. Aún así me ha gustado el paseo, muy tranquilo, aire frío y vigorizante, en algunos sitios olor a madera quemada en las chimeneas...
Y ya desde que he llegado de andar me he puesto con el ordenador y entre chatear, escribir y curiosear en la red se me ha pasado media tarde.
Son las 19.16 y hace un par de horas largas que es de noche. Cada vez va a ir a más. Creo que los reflectantes que me han regalado me van a ser muy utiles.

Sandnessjøen


No tengo muy claro a que divisiones administrativas corresponderían en España. En Noruega está Nordland, en Nordland está Helgeland, en Helgeland está Alstahaug y el centro administrativo de Alstahaug es Sandnessjøen, mi pueblo, en la isla de Alstenøya. La isla está dominada por De syv søstre (Las siete hermanas) una cadena montañosa que la recorre de norte a sur, en la costa este. Como su propio nombre indica son siete picos: el más septentrional, y el más alto alto (1o72 m.) es Botnkrona, luego van Grytfoten, Skjæringen, Tvillingene (las gemelas), Kvasstinden y Breitinden (creo que también la llaman Stortinden). La costa oeste de Alstenøya no es tan escarpada, de hecho nada escarpada es la zona del puerto, los astilleros... Es la mayor isla de las 917 que componen la Alstahaug Kommune.
Creo que allá por el año 8oo, año arriba, año abajo, hubo por esta zona una granja vikinga la Sagagården Sandnes (de ahí supongo el nombre del actual pueblo) que pertenecía a Sigurd Herse y a su hija Sigrid. Aún no tengo muy claro si se conservan restos, si sólo es leyenda... En la librería tienen un libro sobre ella, pero no me siento preparado para leer un libro en noruego. ¡Ni un libro ni las instrucciones de una sopa de sobre! Ya me enteraré, también quiero saber si hay alguna leyenda sobre siete hermanas que se convierten, vaya usted a saber por qué, en montañas, o si hay algún troll viviendo en isla (a parte de mí, claro está), o alguna historia de fantasmas, o de elfos, o cualquiera de esas cosas frikis que me gustan tanto.
El personaje local por excelencia es un tal Petter Dass, poeta, filósofo y pastor (de los de la iglesia protestante, no de ovejas) que oficiaba en una iglesía un poco más al sur que Sandnessjøen. La gente de aquí se parece un poco al señor Dass: te reciben con lo brazos abiertos.


Northern Exposure


A ver piltrafillas, la serie a la que me refería era, evidentemente: Doctor en Alaska. ¡Qué de noches tirado en el sofá esperando a que empezara a las tantas de la madrugada! ¡Qué pedazo de serie!
Quienes lo hayais acertado poneros un punto. Los que en estos meses consigais 100 obtendreis un bonito regalo. Animaos a participar que ya hay gente con dos puntos...
¿Qué personaje de la serie os pediríais? Y no vale que todos digais Chris Stevens, que ese soy yo, que para eso el blog es mío...
Aunque siendo el forostarero en Cicely, digo en Sandnessjoen, tendría que ser Joel Fleischman... Pero no soy tan neurótico, ni tan exasperante como él. ¿No lo soy verdad? Por favor que algun alma caritativa me diga que no lo soy...
Tampoco soy igual de guapo y listo que Chris, pero bueno, como me cae bien, no me importa rebajar un poco mis atributos y ponerme a su altura ;)

Venga anda, animaos y colaborad conmigo en la creación de este blog, dejadme vuestros comentarios diciendo quién seríais, quién os gustaría ser y por qué motivo... Haced un poco de memoria que sé que muchos la veiaís y os gustaba.

Por cierto, gracias a Silvia me he enterado que había problemillas para publicar comentarios, que os pedían estar registrados para hacerlo. Ya no teneis excusas: está solucionado y puede escribir cualquiera.

28.10.06

La cesta de la compra

Ayer hice mi primera compra en Noruega:

2 Skjotekont (o lo que es lo mismo ladrones de los de enchufar varias cosas al tiempo) 78 NOK - 9,36 €
Brune bonner (alubias rojas) 9,90 NOK -1,10 €
Kikerter (garbanzos) 10,90 NOK
Solsikkeolje (aceite de girasol) 20. NOK - 2,40 €
Olivenolje (aceite de oliva, botellita de medio litro) 34,50 NOK - 4,08 €
Safari Kjeks (galletitas) 13,90 NOK - 1,56 €
Soyadrikk (leche de soja) 16,50 NOK - 1,92 €
Te (20 bolsitas) 9,50 NOK - 1,08 €
Brukseske (cerillas) 9,20 NOK -1,06 €
Baerepose (bolsa) 0,90 NOK - 0,01 €
Oreavrunding (redondeo, suman o restan los centimos hasta llegar a una cantidad exacta) 0,12 NOK que es menos de un centimo de euro.

TOTAL: 172 NOK - 20,65 €

Ahí os dejo la primera lección de noruego. Así os haceis una idea de cómo de cara está aquí la vida. El precio de las copas y la cerveza ya os lo iré contando...

El extraño viaje (y 2)

Llegué. Dos horas y media más tarde de lo previsto pero llegué a Sandnessjoen, que es más de lo que puedo decir de mi maleta.
Lo sabía. Estaba seguro de que me iba a pasar. Pese a que en la agencia me aseguraron que la maleta iba directamente a Sandnessjoen, que yo no tenía que recogerla en ninguno de los transbordos; pese a que al embarcar en Barcelona me lo volvieron a decir, la maleta se quedó perdida, creo que en Oslo. El que estaba en el aeropuerto de Stoka (así se llama el aeropuerto de mi ciudad) me dijo que debería haberla recogido y facturado de nuevo. El tío también era majete y me dio un neceser con: champú, desodorante, un cepillo para el pelo (con espejito incorporado), una camiseta, detergente para la lavadora, bastoncillos para los oídos (si los uso a lo mejor entiendo mejor el Noruego), crema de afeitar, maquinilla de afeitar, pasta de dientes y... ¿Esperabais que pusiera que me dieron un cepillo de dientes? Pues no. Por mucho que rebusqué en el bolsito tuve el mismo éxito con el cepillo que el aduanero con mi cuchillo.
Pero me estoy adelantando. Lo último que sabíais es que estaba en Trondheim esperando el siguiente vuelo mientras escribía la primera entrada de este mi flamante nuevo blog.
El avión era de hélices. Yo creía que eso ya no existiría. Dos grandes hélices en las alas conseguían que el trasto volara. Era pequeño, unas cuarenta o cincuenta plazas; y como además hace paradas parece un autobús de La Regional. El que yo cogí después de parar en Sadnessjoen seguía camino para Mo i Rana. El aeropuerto es una miniatura, pero aún así tiene dos puertas una de llegadas y otra de salidas, si contamos la de a calle ya son tres.
En cuanto entro se me acerca una chica, algo más alta que yo y sonriendo me dice: “Hola, José.” Ella es Ann, mi “seño”. Veo que las indicaciones que le di para reconocerme sirvieron de algo: “Soy moreno.” Con eso bastó.
Tras hablar con el jefe del aeropuerto sobre mi maleta Ann me lleva en su pedazo de coche todo terreno a mi casita. El camino, unos diez kilómetros, discurre entre bosques de coníferas, si no fuera de noche estoy seguro que el paisaje sería una pasada. Me cuenta que hay muchos alces y que se pueden cruzar en la carretera y que a veces llegan a entrar en el pueblo.
¡Atención pregunta! ¿Los títulos de crédito de que serie comienzan con un alce paseando por la ciudad? Inevitablemente pense en ella.
¿A que serie me refiero? ¿Cómo será mi casa? ¿Hasta dónde me llegará la nieve? Las preguntas a estas y otras apasionantes preguntas en el próximo capítulo de “En tierra vikinga”.
Hasta aquí el pescado vendido. No os olvidéis de sonreir.

27.10.06

El extraño viaje

Salí de Barcelona a las 12.30. Debería estar llegando a Sandnessjoen pero, gracias a un amable funcionario del aeropuerto de Oslo estoy tirado en Trondheim.
He dicho que salí a las 12.30 cuando lo más apropiado sería decir que tendríamos que haber despegado a las 12.30, aunque en realidad lo hicimos hacia la una y algo. Sorprendentemente, pese al retraso ¡llegamos a Oslo a la hora! A las 15.50. Lo que me dejaba 45 minutos para llegar a coger el vuelo de Trondheim. Pero se cruzó en mi camino “El-noruego-malnacido”... ¡La madre que le pario! No sé por qué pero se empeño en que llevaba un cuchillo en mi equipaje de mano. Me lo hizo vaciar todo, revisar cosa por cosa, después de no encontrar nada más sospechoso que unos calcetines sucios se lleva el bolso vacío y lo hace pasar por el scanner otro par de veces. Todo para que al final me diga al tiempo que me arroja despectivamente el bolso: All is ok. Cuando el muy capullo me deja en paz miro el reloj y ¡faltaban 2 minutos para que saliera mi vuelo! Tendríais que haberme visto corriendo por el aeropuerto con las botas desatadas (que me las hicieron quitar) guardando las cosas en el bolso de mano, mirando todas las pantallitas... En una leo que la puerta de mi vuelo estaba cerrando Closing Door. Sin dejar de correr me acerco a una puerta que ponía Trondheim, aunque el numero de vuelo no coincidía, pregunto donde tengo que ir y la tía me da un nuevo billete y me dice: aquí.
Guay, he perdido mi vuelo pero cojo otro que sale cinco minutos despues; como en Trondheim tenía una hora hasta coger el siguiente vuelo, lo daba todo por resuelto. Ingenuo de mí. No contaba con que los nórdicos son humanos y bastante menos eficientes de lo que parecen... Porque hacen falta cojones para que cuando llevas diez minutos sentado en el avión digan algo así como que se les ha olvidado repostar, qué estamos sin gasolina. Lo dicho, que hacen falta cojones (y gasolina).
Pese a salir una hora y pico tarde llegamos a Trondheim casi, casi a la hora a la que sale el tercer y último avión que debía coger. El capitán avisa que los que vayan a Sandnessjoen se dirijan lo más rápido que puedan a la puerta de embarque número cuarenta. Pues para allí va que se las pela el peñita. Tanto correr, tanto correr...total para llegar y que te digan que acaba de salir. Pues en esas estoy: esperando a que den las 21.00 y salga el siguiente avión a mi ciudad, pueblo, aldea, o lo que sea.
Una cosa más, una que me ha hecho replantearme mis poco afables sentimientos hacia los noruegos (os recuerdo que mi primer contacto con ellos ha sido “El-noruego-malnacido” y eso le frustra a cualquiera.) Viendo que al avión no le llevaban su fresquito de gasolina y que no salíamos y que no podría llegar a coger el siguiente vuelo mi nerviosismo iba en aumento, pero “El-noruego-majete” que estaba sentado a mi lado me preguntó que me pasaba, le expliqué mi problema: que no tenía donde ir en Sandnessjoen, que iban a ir a buscarme a una hora la que no iba a poder llegar y que no sabía el teléfono de la tía que me iba a buscar. Me pregunta si sé cómo se llama la persona que me va a recoger; Ann Sinove Guttormsen, le digo. Coge su móvil, llama quién sabe dónde y al rato me muestra el número de teléfono de mi “seño”. No sólo eso si no que la llama desde su móvil. Gracias a él puedo avisarla que llego más tarde y ella me puede tranquilizar, decirme que irá a buscarme y desearme good luck. "El-noruego-majete” sigue hablando conmigo, ¡resulta que estuvo viviendo en Amurrio! Eso sí el tío de español ni papa. Así que comienzo a darme cuenta de lo necesario que es el inglés. Me cuenta que estuvo seis meses en Amurrio haciendo algo parecido a programar ordenadores para barcos. Tecnología y barquitos: los vikingos del SºXXI.
Escribí, todo eso de ahí arriba en el aeropuerto de Trondheim. Voy a ver si sé publicarlo en el blog. Como todo buen autor de folletín dejo la historia a medio contar para que la gente compre el siguiente número; no sin antes plantear algunas preguntillas que estimulen aún más la curiosidad de mis lectores: ¿Habrá algún otro problema al embarcar en el avión de Sandnessjoen? ¿Irá mi seño a recogerme? ¿Llegará mi maleta o deberé pasarme la primera semana con el mismo calzoncillo?
Emoción, intriga, dolor de barriga –que diría Arús.